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Día 11: Ladrón


En Aries.


-Como que te estás pasando de amistoso con Dafne-


-No sé a qué te refieres Milo- dijo Mu tomando las partes de la sucia y deteriorada armadura de Milo.


-No finjas Mu, Dafne te gusta, y me la estas tratando de robar-


-Yo no soy ningún ladrón, y Dafne no es un trofeo que se pueda robar, dejare pasar tus palabras sin represalias pero tú le estas llamando a mi calma de otra manera, y puedes estar seguro que no voy a volver a permitir que me insultes- Mu camino hacia su taller para comenzar su trabajo en la armadura, y Milo salió de la casa de Aries con rumbo a Escorpio.

Milo recorrió tranquilamente el camino hacia su casa mientras libraba una pelea interna, pues una parte de él quería continuar con lo que había planeado, mientras que la otra quería ponerle fin a todo el engaño. Pero entonces un pensamiento reconciliador llego a su mente.


-Puede que con el tiempo me enamore realmente de ella- murmuro, e inmediatamente apresuro el paso.


Kiki ya se había ido de Escorpio y Dafne estaba sentada en uno de los sofás cambiando continuamente el canal de la televisión, hasta que escucho los pasos de Milo acercándose, se levantó rápidamente del sillón y apago la televisión, enseguida se acomodó el vestido y fue al encuentro de Milo.


-Te extrañe tanto bichito- expreso Dafne mientras abrazaba a Milo.


-Y yo a ti- respondió tomando en brazos a Dafne provocando que ella se sonrojará demasiado. –Me encanta cuando te sonrojas tus mejillas parecen unas pequeñas manzanas- dijo dando pequeñas y suaves mordidas a las mejillas de la Santia.

-¿A dónde me llevas?- Pregunto Dafne mirándolo con ternura.


-A nuestra habitación- respondió al tiempo que ya se encontraban en el lugar mencionado.

Milo bajo a Dafne y cerro las pesadas puertas, pues no quería que nadie los interrumpiera.

Dafne se había sentado en la cama, sintiendo como su corazón latía tan fuerte que sentía que podría salir de su cuerpo en cualquier momento. Estaba nerviosa y emocionada a la vez.


Milo al notar todas las emociones de Dafne sintió una fugas culpa que se esfumo por completo cuando Dafne se levantó de la cama y se acercó a él. Los delgados brazos de Dafne rodeaban su cuello.


-Te amo- expreso Dafne a escasos centímetros de los labios de Milo.


Después de esas palabras Milo se apodero de los labios de Dafne en un apasionado beso que termino por la falta de aire por parte de Dafne.


Dafne dio algunos pasos hacia atrás hasta topar con el borde de la cama, donde se sentó pues sentía que en cualquier momento sus piernas dejarían de sostenerla y más aún por el escaso equilibrio que tenía al usar esos botines.


Milo se sentó a su lado y abrazo a Dafne por la cintura, la atrajo hacia el hasta tenerla sentada en sus piernas.


-Pareces una muñequita- dijo antes de acostarla sobre la cama y acomodarse entre las piernas de Dafne, las cuales acaricio lentamente mientras subía poco a poco el vestido.


Dafne estaba nerviosa sabía que Milo había estado ya con muchas mujeres y seguramente ninguna tan inexperta y torpe como ella, que se había quedado inmóvil, sin saber qué hacer, y perdida en sus caricias.


Apenas y sintió como el cierre de su vestido se abría y las expertas manos de Milo ya comenzaban a quitárselo.


En pocos instantes su vestido ya estaba en el suelo junto con la chamarra, camiseta y jeans de Milo.


-Te vez más hermosa de lo que imagine, lástima que no lo tendrás puesto por mucho tiempo- susurro al oído de Dafne al ver que ella llevaba puesto el conjunto de lencería que él le había regalado, para enseguida comenzar a besarla en el cuello, procurando dejarle una que otra marca hasta llegar a sus clavículas donde dejo algunos besos más, acaricio los pechos de Dafne por encima del sujetador sintiendo como se iban endureciendo ante sus caricias.


Dafne ya era un desastre de suspiros y leves gemidos pues Milo no solo estaba acariciando sus pechos sino que sentía sobre la fina tela que cubría su intimidad los intensos roces de la de Milo. El sostén de Dafne no tardó en ser un estorbo para Milo que no tardo en desabrocharlo.


Un fuerte gemido salió de Dafne al sentir como Milo lamia y mordisqueaba uno de sus pechos mientras que su mano acariciaba el otro.


-No tan rudo- pidió Dafne quien nunca antes había experimentado algo así.


Milo dejo que Dafne se recuperara un poco mientras retiraba las ultimas prendas que les quedaban a ambos.


Dafne se incorporó y abrazo a Milo aun con la respiración agitada.

-Te amo Milo y quiero ser tuya esta noche- expreso en un susurro Dafne con voz entrecortada.


-Yo también te amo bonita, pero necesito que me digas si es tu primera vez-

Dafne se apeno un poco ante la pregunta pues pensó que su torpeza la había delatado así que solo bajo la mirada antes de pronunciar un casi inaudible –Si-


Milo beso apasionadamente a Dafne e inmediatamente bajo una mano y se acomodó entre las piernas de Dafne, primero intento introducir en ella uno de sus dedos, le costó algo de esfuerzo y mientras lo hacía Dafne se aferró a su espalda dejándole sus uñas marcadas.


-Duele- dijo entrecortadamente Dafne


-Solo al principio amor- respondió Milo acariciando suavemente su clítoris y moviendo lentamente el dedo que había logrado introducirle.


Poco a poco el dolor de Dafne se transformó en placer y Milo lo noto cuando ya podía introducir fácilmente 2 de sus dedos y las uñas de Dafne ya no estaban clavadas a fuego en su espalda. Entonces reemplazo sus dedos por su miembro el cual rozo la entrada de Dafne en repetidas ocasiones hasta que comenzó a entrar en ella. Milo de nueva cuenta sintió la punzada de las uñas de Dafne clavándose mientras que un par de lágrimas rodaban por las mejillas de Dafne. Milo inmediatamente limpio con besos las lágrimas de Dafne e intento ser aún más cuidadoso, pero lo estrecho y cálido del interior de Dafne lo incitaban a entrar en ella de golpe. Pero se resistió, no quería lastimarla más, aunque no tuvo otra opción al sentir una barrera que le impedía introducirse por completo.


-Esto te va a doler- dijo mientras rompía de una sola embestida el himen de Dafne, provocándole un agudo dolor. Se quedó inmóvil unos momentos mientras daba pequeños besos al rostro de Dafne.


Dafne tardo un poco en recuperarse pero cuando ella comenzó a besarlo, el decidió empezar a mover sus caderas en un suave vaivén que no tardo en volverse frenético provocando que Dafne se convirtiera en un mar de gemidos mientras que en la espalda de Milo las uñas de Dafne estaban más que clavadas.


Cuando Dafne alcanzo el clímax Milo aun continúo con sus fuertes envestidas hasta que termino por derramarse en su interior.


Dafne había quedado exhausta y cuando Milo salió de ella la acomodo con cuidado en la cama abrazándola protectoramente.


-Te amo bichito- fue lo último que dijo Dafne antes de quedarse dormida sobre el pecho de Milo.


Por otra parte, Milo no podía dormir, por la culpa que sentía al saber que Dafne realmente lo amaba, mientras que el solo amaba el leve parecido que tenía ella con Camus. Pero no podía negar que se sentía bien el saber que para Dafne no había nadie más que él. Sonrió y acaricio suavemente el largo cabello de Dafne hasta quedarse dormido.

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