Día 12: Lluvia
- Diamond Star
- 7 sept 2020
- 3 Min. de lectura

Mu se había apresurado a terminar de reparar la armadura de Milo y decidió llevársela, pues ese le pareció un buen pretexto para ver a Dafne. Así que se teletransporto hasta la entrada del templo de Milo y pidió permiso para entrar.
-Mu te parece que estas son horas de venir a molestarme- grito enfadado Milo desde el interior de su habitación.
-Son las 8 de la mañana, es una hora bastante razonable, solo vine a dejarte tu armadura y ver si la de Dafne necesita alguna reparación-
Milo se levantó de la cama cubriendo a Dafne con las sabanas, pero dejando al descubierto el hombro de Dafne y parte de su espalda, se puso la bata y abrió la puerta de su habitación lo suficiente para que Mu lograra ver a Dafne aun dormida.
-Deberíamos hablar afuera, no quisiera despertar a Dafne, no debería contarte esto, pero la deje exhausta, supongo que entiendes de lo que hablo- dijo Milo cerrando la puerta y guiñándole un ojo a Mu.
-No tengo nada de qué hablar, solo vine a dejarte tu armadura y ya lo hice, así que me voy- respondió apresuradamente Mu, haciendo un esfuerzo por mantenerse indiferente y salir de ahí lo más rápido posible.
Milo lo vio alejarse y sonrió de lado, mientras decía en voz baja “nadie me va a quitar a mi Camus”
-bichito quien era- pregunto Dafne, saliendo de la habitación con una camisa de Milo puesta y aun tallándose los ojos mientras daba un enorme bostezo.
-Solo Kiki que vino a dejarme mi armadura- respondió dando la espalda a la entrada y acercándose a Dafne para abrazarla.
-Bichito me duele la cadera, y me cuesta trabajo caminar- se quejó Dafne.
-Vamos a la tina, veras que el agua caliente te quita el dolor- dijo Milo llevando a Dafne en brazos hasta la tina.
Mientras tanto en Aries.
Mu había aprovechado que Kiki seguía dormido para poder externar sus sentimientos, tiro todo lo que estaba sobre la mesa de trabajo de su taller de un solo movimiento. Dejo que las lágrimas corrieran libres por su rostro, se reprochó el no haberle expresado a Dafne lo que sentía por ella. Pues le había gustado desde la primera vez que la vio, y el tiempo que paso con ella hizo que aquella simple atracción se convirtiera en algo más. Se había enamorado de ella, y el verla en la cama de Milo lo había herido profundamente. Necesitaba recuperarse, y el ver a Dafne con Milo no hacía más que herirlo, por lo que decidió ir a Jamir por un tiempo.
-Kiki, ya levántate, nos vamos a Jamir- anuncio Mu llamando fuertemente a la puerta de la habitación del pequeño aprendiz, que inmediatamente se levantó de un salto y se arregló para irse.
Mu preparo algunas de sus herramientas y armaduras pendientes por reparar y junto con Kiki se teletransportaron hasta el interior de la torre de Jamir.
-Maestro, creo que no es buena época para estar aquí, vea está lloviendo muy fuerte y al parecer el clima no va a cambiar en días, no podremos entrenar afuera-
-¿Solo por qué está lloviendo?, Kiki los enemigos no se van a detener solo por el clima, tampoco te tendrán consideraciones, así que debes aprender a combatir en todo tipo de clima, desde el sol más abrazador hasta la nevada más intensa- respondió Mu algo molesto.
-Si maestro, con que quiere que empiece-
-hoy no entrenaremos, descansa y ve a elegir tu habitación- respondió secamente.
-¿Le pasa algo maestro?- pregunto Kiki desconcertado, por lo general su maestro se dirigía a él con un tono más alegre y su rostro nunca antes había estado con una expresión tan rígida. Pues en estos momentos su maestro le recordaba más a rigidez y frialdad del maestro Camus.
-Nada, estoy bien, es solo, estoy algo cansado, son muchas armaduras por reparar, el tener que entrenarte a ti, Dafne acos... tumbrandose a Milo, quiero decir no es nada-
-¿Es por la señorita Dafne?, ¿Le gusta verdad?-
-No, no me gusta, por el contrario me parece que yo no debería permitirte pasar tanto tiempo con ella, pues como todas esas Santias su entrenamiento ha sido bastante relajado, por lo que no tienen la disciplina necesaria para entrenar a un aprendiz-
-Yo pensé que la señorita Dafne le caía bien- dijo Kiki desconcertado mientras se alejaba de su maestro para buscar su habitación.







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