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Día 17: Incesto


Milo había pasado la noche entera en el cementerio calentando a Camus con su cosmo, gastando casi hasta el último rastro de energía que tenía, por lo que cuando los primeros rayos de Sol comenzaban a tocar las lapidas del cementerio, Milo estaba completamente agotado, sabía que si continuaba así podría morir, pero no le importaba, prefería morir en ese lugar intentando revivir a su amado que pasar toda una vida extrañándolo.

-Camie, Cam, despierta por favor- dijo moviendo suavemente el cuerpo que tenía en sus brazos, pero no hubo respuesta.

-Camie, quería que volviéramos a estar juntos, quería una vida a tu lado pero… ya no puedo más- Milo sintió como su cuerpo pesaba cada vez más y más obligándolo a recostarse pero sin soltar a Camus. Entonces cuando estaba a punto de perder el conocimiento vio como Camus comenzaba a abrir los ojos.

Hyoga fue el primero en sentir como el cosmo de su maestro volvía a aparecer y como se iba fortaleciendo lentamente, por lo que acompañado por Jabu no dudo en ir a su tumba, donde lo encontró intentando ponerse de pie mientras que Milo estaba inconsciente.

Hyoga y Jabu se llevaron a ambos Santos a la casa de Tauro donde serían atendidos.

Saga había sido llevado a los aposentos de Atena donde Saori ya se encargaba de sanar la herida que había causado su muerte.

Mientras tanto en la casa de Aries.

-Estoy seguro que dijo Katya- dijo Jabu antes de dar otra mordida al sándwich que Aldebarán le había preparado.

-No es posible, seguramente no escuchaste bien, además Saga estaba muy débil pudo decir cualquier incoherencia, tal vez fue un simple balbuceo sin mayor significado- respondió Hyoga

-Como sea eso casi raya en el incesto, Saga es muy mayor para Saori, podría ser su padre- dijo Marín.

-Si a esas vamos pues lo de Milo y esa odiosa Santia también seria incesto- respondió Shaina molesta.

-Vamos Shaina ya supera lo de Milo, siempre encuentras la manera de hablar de el- dijo Jabu tomando otro sándwich del platón que había llevado Aldebarán.

-Sea lo que sea ninguno de nosotros tiene derecho de cuestionar las decisiones de Atena, y respecto a lo de Milo, solo espero que Dafne no salga herida- respondió Aldebarán dejando varios tarros de cerveza en la mesa.

-Por Dafne no te preocupes, que tu amigo Mu está más que dispuesto a prestarle sus hombros para que Dafne apoye sus piernas- dijo Shaina tomando uno de los tarros que Aldebarán había llevado.

-No hables así de Mu, él no es así, además estamos en su casa- replico molesto Aldebarán.

-Pues si por que la tuya parece hospital, y Mu siempre te deja usar su casa- respondió Shaina.

En Tauro.

Milo ya se había recuperado lo suficiente para levantarse y estaba impaciente por irse.

-Ya estoy bien, tengo que regresar a Escorpio a arreglar algunos asuntos, antes de que despierte por completo Camus- dijo poniéndose en camino.

-Pero Milo, aun no estas al cien necesitas cuidados y descanso- dijo Afrodita alcanzando a tomar a Milo por el brazo.

-No puedo descansar ahora, debo preparar todo para Camus- dijo despidiéndose de Afrodita y caminando lentamente hacia la salida del templo de Tauro.

-Vamos Milo, ni que Camus no supiera lo desordenado que eres a comparación de el- grito Shura, pero Milo no respondió, pues aunque su cuerpo estaba a escasa distancia de Shura su mente ya estaba en otro sitio.

Milo subía lentamente los escalones, pues en algunos podía sentir un leve mareo causado por su visible debilidad, pero no se detuvo, continuo con su camino a paso lento y haciendo varios descansos, fingiendo que se detenía a observar el paisaje.

Mientras tanto en Escorpio, Dafne estaba terminando de decorar una pequeña caja que había forrado con papel de regalo.

-¿Olivia, crees que me quedo bonita la envoltura, le gustara a Milo?-

-Saintia Dafne, yo, yo solo soy una doncella del santuario, no sabría decirle- respondió nerviosa la chica que se apresuraba a limpiar el templo.

-Vamos Olivia, llevas años limpiando esta casa y no puedes decirme si le gustara o no a Milo, algo debes de saber sobre el después de años de limpiar su casa-

-La verdad es que no sé cómo lo tomara, es que, si me permite decirle, es muy pronto- hablo con timidez la doncella.

- Pues solo dime donde crees que se ve mejor el moño en una esquina o en el centro-pregunto la Santia presentándole a Olivia el moño en una y otra posición.

-Bueno yo creo que se ve mejor en una esquina, pero, como le guste más a usted- respondió con timidez la doncella mientras recogía y guardaba parte de lo que había usado para limpiar.

Dafne termino de pegar el moño en la esquina de la caja, escucho unos pasos acercarse a la habitación y guardo apresuradamente el pequeño paquete al fondo de un cajón en la habitación de Milo.

-¡Bichito!- Grito Dafne saliendo al encuentro de Milo para abrazarlo.

-Dafne, estoy cansado podrías soltarme y dejar que me valla a descansar- dijo secamente apartando a Dafne.

-Está bien, es solo que yo…- dijo casi en un susurro Dafne.

-Olivia vete de mi habitación, ya pulirás el piso cuando me sienta mejor, además supongo que Dafne no te dejo trabajar bien, esa Santia a veces es muy molesta- dijo Milo sentándose en su cama mientras Olivia solo intentaba desesperadamente juntar sus cosas para irse.

-Milo, ¿amor quieres un té?, ¿algo de fruta?, ¿vino?- pregunto desde la puerta Dafne.

-Solo quiero que me dejes descansar, a veces eres muy molesta, quisiera que tuvieras botón de apagado- contesto Milo llevándose una mano a la frente.

Olivia termino de recoger sus cosas con ayuda de Dafne quien la acompaño hasta la salida donde se quedó observando como Olivia se alejaba bajando las escaleras, mientras los últimos rayos de luz del atardecer tocaban la tierra.

-Estoy muy cansado pero será mejor que lo haga ahora, así mañana puedo dedicarme a preparar todo para la llegada de Camus- murmuro casi de manera inaudible

-¡Dafne!- Llamo Milo desde su habitación y la Santia no tardo en acudir al llamado.

-¿Qué pasa? ¿Necesitas algo? ¿Quieres algo de comer?, te ves muy cansado y preocupado ¿puedo ayudarte en algo?- dijo sentándose al lado de Milo.

-No, no es nada de eso, Es solo que necesito pedirte que te vayas- dijo secamente.

-No te entiendo, tú me pediste que viniera- dijo Dafne bajando la mirada y saliendo de la habitación.

-Espera, no entendiste- volvió a llamarla Milo.

-Claro que entendí, me dijiste que me fuera y eso hice- respondió Dafne con algo de molestia.

-No, no solo quiero que salgas de mi habitación, sino que te vayas por completo, que te lleves tus cosas y desaparezcas de mi casa, doy tu entrenamiento por terminado así ya no tienes razón alguna para volver a poner un pie en la casa de escorpio-

Dafne se quedó sin palabras e inmóvil.

-Anda que esperas tus cosas no se van a empacar solas, si quieres le llamo a alguien para que te ayude- dijo Milo poniéndose de pie.

-Pero Milo, yo pensé que tú y yo…-

-No Dafne ahórrate el drama, sabes mejor que nadie que tu parecido a Camus fue lo que te mantuvo en mi casa y sobretodo en mi cama, sino por qué crees que más de una vez te llame Cam cuando estaba a perdido de placer-

-Pero…-

-Sin peros Dafne. Yo, no pensé que mi Camus fuera a revivir, pero aquí está de nuevo y no voy a perder la oportunidad de estar de nuevo con el amor de mi vida solo por ti-

Dafne sentia que algo en su interior se habia roto en mil pedazos con cada palabra de Milo, y solo abrazo con fuerza a Milo esperando que todo eso fuera una pesadilla mientras sus lágrimas ya mojaban la ropa de Milo.

-Dafne suéltame, y ve a empacar- dijo secamente Milo.

-Al menos llama a unas doncellas para que me ayuden- dijo entre sollozos Dafne quien estaba sorprendida al ver que aun podia hablar apesar del nudo que tenia echo en la garganta.

Milo salió de la habitación, aun escuchaba el llanto de Dafne y una parte de él quería regresar y abrazar a Dafne, decirle que nada de lo que acababa de decirle era verdad y que la amaba, que no tenía que empacar y que se quedarían juntos por siempre. Y así hubiera sido si Camus no hubiera regresado de la muerte. Milo apretó la mandíbula y se dirigió a llamar a las doncellas.

Dafne se puso de pie al notar que Milo ya se había ido y comenzó a empacar sus cosas, que en realidad no eran demasiadas, pero con las lágrimas nublando su vista la labor no era fácil.

-Santia Dafne, deje eso, nosotras empacaremos por usted, chicas guarden todo en esas maletas- ordeno Olivia abrazando a Dafne quien seguía llorando.

Las doncellas terminaron de empacar todas las pertenencias de la habitación de Dafne.

-Quiere que saque el paquete que dejo en la otra habitación- susurro Olivia al oído de Dafne.

-No, de todas formas algún día se va a enterar- respondió Dafne también en un susurro.

-Ya terminamos de empacar lo que nos pidió- informo Olivia a Milo.

-¿Revisaste bien que no se quedara nada?- pregunto Milo

-Sí, revisamos 3 veces-

-Mañana quiero que vengas temprano a limpiar todo mi templo, debe quedar reluciente antes de mediodía-

-Como usted ordene- respondió Olivia esquivando la mirada de Milo. Estaba molesta pero no podía externar sus sentimientos.

-Me retiro- dijo Olivia saliendo del templo.

Dafne ya había empezado a bajar las escaleras jalando con dificultad una de sus maletas y la pandora box. Mientras que sus otras maletas eran llevadas por doncellas.

-Permítame- dijo Olivia tomando la maleta que Dafne llevaba.

Entonces Dafne solo acomodo la capucha de su sudadera y se abrazó así misma apretado los labios mientras pensaba en como era posible que Camus reviviera.

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