Día 2 Mariposas
- Diamond Star
- 3 sept 2020
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Dafne se quedo esperando en las afueras del templo de Escorpio a que su maestro saliera pero parecía que el Santo dorado no volvería a salir en lo que quedaba del día. El desconcierto se comenzaba a apoderar de ella, no sabia si entrar ò seguir esperando afuera, incluso pensó en irse pero no quería mas problemas con su maestro, pues a pesar de sus malos tratos Dafne sentía que un millón de mariposas revoloteaban en su interior cuando estaba cerca de el.
La lluvia comenzó y la santia pensó que Milo no se molestaría si se resguardaba de esta a la entrada de su templo, despues de todo el no le había prohibido la entrada, además ya era de noche y para regresar tendría que despertar a varios Santos dorados para pedirles permiso de atravesar sus templos. Dafne se sentó y comenzó a imaginar que estaba ahí sentada al lado de Milo, observando la lluvia mientras el comenzaba a abrazarla, acercándola mas a su cuerpo, sintiendo en su espalda su bien formado abdomen, mientras que los labios de Milo comenzaban a explorar su cuello.
-Sigues aquí- la molesta voz de Milo saco de sus pensamientos a Dafne.
-Este, yo, bueno, si, no, lo siento maestro no sabia que mi presencia le molestara tanto- dijo Dafne poniéndose de pie y encaminándose hacia la salida del templo. Pero se detuvo inmediatamente al ver que una mariposa nocturna caía frente a ella abatida por la lluvia, se inclino y tomo a la mariposa entre sus manos. Milo la observaba de espaldas, era idéntica a Camus, aunque estaba seguro que el no se hubiera detenido a recoger una mariposa que muy seguramente moriría en unas pocas horas.
-Dafne, regresa- llamo Milo desde la entrada de su templo.
Dafne dio media vuelta con la mariposa en las manos, no era bonita como las mariposas que solían revolotear de día entre las flores silvestres de los alrededores del santuario, era negra con gris y de un tamaño considerable.
-Deja esa mariposa donde la encontraste, que la naturaleza decida si vive ò no-
-Pero Milo, no la puedo abandonar, no va a sobrevivir-
-Y tal ves, ese sea su destino, morir en medio de esta tormenta-
-No si yo puedo evitarlo-
-Pues no vas a entrar aquí con esa mariposa, debes aprender a que no vas a poder salvar a todos-
-Entonces me quedare aquí afuera- respondió la santia con una determinación que Milo nunca había visto en ella y enseguida Dafne se sentó en las escaleras del templo cubriendo con su cuerpo a la mariposa.
Milo se quedo de pie a la entrada de su templo observando como Dafne se mantenía en lo que había dicho protegiendo aquella mariposa. Pensaba que la fría lluvia que no tardo en convertirse en granizo haría que la Santia desistiera de sus esfuerzos por salvar a la mariposa, pero no fue así, por lo que Milo decidió que lo mejor seria irse a dormir.
A la mañana siguiente Milo se despertó temprano y sigilosamente reviso todo su templo pues pensaba que Dafne se había metido cuando el dormía, pero no encontró ni a la Santia ni señal alguna de que hubiese entrado, así que fue corriendo a la entrada y vio que la
Santia seguía sentada en las escaleras cubriendo a la mariposa.
Se inclino frente a ella y noto que la mariposa estaba muerta y su alumna estaba inconsciente pues a pesar de que la había movido en repetidas ocasiones ella no reaccionaba, intento una ultima vez moviéndola con algo de brusquedad provocando que la mariposa muerta callera de sus manos.
-Estúpida niña, ahora que voy a hacer, seguro que Shaka y Atena no me van a perdonar que mueras a causa de la fiebre que tú sola te buscaste por necia- murmuro Milo tomando a la Santia en brazos y llevándola adentro de su templo para poder atenderla.
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